domingo, 4 de diciembre de 2011

Pánico en las noches

La historia brevemente contada a continuación es una narrativa de un hecho verídico, es el relato de una persona que padece ataques de pánico; asociados a fobias, en este caso a todo aquello que conlleve al estar encerrado y que se ha manifestado en una etapa de su vida cercana a la tercera edad. Según los entendidos; la causa asociada a estas anomalías está relacionada con eventos o hechos ocurridos en la infancia y que afloran como temores a muchas personas en la etapa de la adultez.

…Oh qué hora es; no sé pero veo el reloj que está en mi mesa de noche, veo y me doy cuenta que son casi las tres de la mañana, que sensación tan desagradable, está aquí otra vez, me despertó, su sacudida es el no entender como aparece tan repentinamente ese efecto que invade mi cuerpo, es el sentir el sabor del miedo a algo desconocido, mi palpitación se acelera no despierto a nadie para no interrumpir el sueño de los demás solo mi perro me acompaña, me observa parece preguntarse ¿cómo te ayudo? pero yo le digo a través de mi pensamiento nada puedes hacer soy yo el que puede resolver, por mi mente pasa un torbellino de imágenes, recuerdos, sentimientos sin sabores, nostalgias, desencuentros, falta de reconocimiento a mis actos, peleas, deudas, mis familiares y amigos muertos, todo aquello negativo que invade tu mente.

Pero de nuevo me repongo comienzo mi oración, salgo al balcón miro a mi alrededor veo los edificios sus luces, la tranquilidad de la noche que arropa mi vecindario y miro al cielo buscando respuestas al creador y le pido en ruego paz, sosiego, tranquilidad y sobre todo calma…el señor es mi pastor nada me falta y así repetir hasta el cansancio esperando que la armonía llegue a mi espíritu, sin embargo camino de un lado a otro hasta agotarme y no tomar algún medicamento que tal vez pueda ayudarme, de esos antiansiolíticos que dicen que estabilizan nuestros neuroquímicos que están desnivelados en nuestro cuerpo…de esta forma se va calmando de nuevo mi organismo pero no sin antes dejar esa resaca en tu cabeza que parece que te va estallar, procedo a calentar una taza de agua caliente para luego servirme una infusión tranquilizante que me ayudara de nuevo a buscar el descanso que anhelo volver a recuperar…y así poco a poco me voy quedando de nuevo dormido en un sillón o tal vez en mi cama convencido que he vuelto a vencer un ataque de pánico que aunque no todas las noche se presenta si me recuerda que existe en mi mente y que solamente se irá cuando yo lo decida y me desprenda de todos mi temores.


Este es el relato de un paciente que me lo conto solamente a mi…él es mi Padre. 


Edgar Contreras